En el hogar o en nuestro puesto de trabajo es necesario disponer de un buen sistemas de iluminación, no sólo para realizar las tareas correctamente sino para que éste se adapte a la decoración existente. Antes de conocer los diferentes sistemas os presentamos los tres tipos fundamentales de iluminación. En primer lugar hablamos de la iluminación general: ésta fuente de luz normalmente proviene de un punto central pero también puede subdividirse en diferentes focos. Aporta una iluminación uniforme y sin sombras. El segundo tipo es la iluminación ambiental, su luz genera algunas zonas sombrías y permite crear diferentes atmósferas y ambientes. Por último citamos la iluminación puntual que es aquella que hace destacar zonas concretas del espacio. Lo ideal en todo caso, sería combinar estos tres sistemas de iluminación.

En cuanto los sistemas de iluminación. Hay que distinguir entre luz directa, indirecta, o una mezcla armónica de ambas. Lo más común es utilizar la luz directa para zonas de trabajo: estudios, cocina, despachos… pero ¡ojo!, los focos halógenos tan utilizados en estos casos pueden consumir mucha electricidad, por lo tanto conviene no abusar de ellos. Por otro lado, la luz indirecta, se empleará para crear atmósferas diversas gracias a las luces tenues. Aquí podemos utilizar reguladores de intensidad.

Otro tipo de sistema de iluminación sería un término intermedio, ya sea la luz semi directa o la semi indirecta. La semi directa provoca efectos más suaves que la iluminación directa y creará más sombras en nuestro entorno. Mientras, la luz semi indirecta, nos regala espacios agradables y sin presenciar focos potentes o demasiado claros.